Melanoma: cómo prevenir el cáncer de piel más letal
El melanoma, el tipo de cáncer de piel más agresivo, provoca cerca de 1.000 muertes al año en España. La Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM) estima que en 2025 se diagnosticarán alrededor de 9.400 nuevos casos, siendo las mujeres las más afectadas. Dado este preocupante incremento, el Instituto Valenciano de Oncología (IVO) recuerda la importancia de adoptar medidas para protegerse de la excesiva exposición al sol, un factor que está detrás del 85% de los melanomas.
El sol: un factor acumulativo que está detrás de la mayoría de los melanomas
El Dr. Eduardo Nagore, jefe clínico del Servicio de Dermatología del IVO, advierte que, si bien existen factores genéticos, “el daño que suele desencadenar un melanoma se produce, en la mayoría de los casos, por una exposición solar excesiva”. Por ello, subraya la importancia de adoptar medidas de protección “con sentido común y adaptadas al tipo de piel, al momento del día y a la época del año”, para evitar quemaduras y la acumulación de radiación ultravioleta a lo largo de la vida.
Entre esas medidas, destacan el uso de ropa adecuada (camisetas, gorras), gafas de sol, crema fotoprotectora, buscar zonas de sombra y evitar el sol en las horas de mayor radiación. Además, el especialista recuerda que el uso de cabinas de bronceado también incrementa significativamente el riesgo de melanoma, debido a la alta dosis de radiación ultravioleta artificial que emiten.
En cuanto al tipo de fotoprotector, el Dr. Nagore recomienda optar por productos con un factor de protección solar (FPS) 50+, que ofrecen una mayor defensa frente a la radiación ultravioleta. Deben aplicarse al menos 30 minutos antes de la exposición y reaplicarse cada dos horas, ya que su eficacia disminuye con el tiempo. Además, el ejercicio físico y el baño aceleran la pérdida del producto, por lo que es esencial volver a aplicarlo tras estas actividades.
Signo del “patito feo”
¿Ante qué debemos estar prevenidos? Como recomiendan desde el IVO, ante cualquier lesión diferente en la piel, por ser nueva o haber evolucionado, debemos de consultar con un especialista. Conocido como “el signo del patito feo”, este indicador no es siempre sinónimo de melanoma, pero requiere de una valoración y posible seguimiento por parte de un dermatólogo. El índice de sospecha aumenta si, además, se percibe que está cambiando de aspecto, sea de forma o de color, si estos cambios confieren una asimetría a la lesión y se acompañan de molestias, como picor o dolor.
Para poder detectar estos cambios, los expertos recomiendan realizar una autoexploración regular completa de la piel que incluya zonas menos accesibles como las plantas de los pies, las nalgas, la cara posterior de los muslos, la espalda o el cuero cabelludo. “Es útil el uso de espejos grandes o pequeños y fotografiar los lunares para ver su evolución y para ello contamos con aplicaciones móviles que nos facilitan organizar y comparar las imágenes”, explican.
Perfiles de riesgo
Existen dos perfiles de riesgo bien definidos, explica el Dr. Nagore. El primero corresponde a personas mayores de 60 años, con piel clara (aunque no exclusivamente) y dificultad para broncearse, que han estado muy expuestas al sol por motivos laborales o de ocio. Suelen desarrollar además otros tipos de cáncer de piel.
El segundo perfil lo forman personas con muchos lunares o nevus. En estos casos, los melanocitos tienen mayor tendencia a multiplicarse, por lo que requieren menos exposición solar para que se desarrolle un melanoma. En este grupo, el melanoma suele aparecer antes de los 50 años y con frecuencia en el tronco.
Además, tener antecedentes familiares de melanoma también incrementa el riesgo. “Hay genes que favorecen mucho el desarrollo del melanoma y se heredan, lo que explica que haya varios casos en una misma familia, o que una persona desarrolle más de un melanoma (melanoma múltiple)”, añade el Dr. Nagore.
Junto a estos perfiles, existen también melanomas que aparecen en zonas menos habituales como son las palmas de las manos, las plantas de los pies o las uñas. “En estos casos, no se conoce bien el origen ni rasgos que aumenten la predisposición a padecerlos, pero su existencia subraya la importancia de incluir estas áreas en la exploración rutinaria de la piel”, explican desde el IVO.
Abordaje terapéutico
Explican desde el IVO que la mejor estrategia contra el melanoma sigue siendo su diagnóstico precoz y el tratamiento quirúrgico. En los casos en los que no es posible detectarlos en fases tempranas la inmunoterapia “se está consolidando como una de las opciones más prometedoras”, explica la Dra. Mª José Juan, médico adjunto del Servicio de Oncología médica del IVO.
En concreto, el tratamiento del melanoma con inmunoterapia, técnica que potencia el sistema inmune del paciente para que pueda identificar y eliminar por sí solo células cancerosas, ha experimentado “una auténtica revolución” en los últimos años. “Actualmente ofrecemos al paciente tratamiento inmunoterápico tanto en el escenario adyuvante como en el metastásico y se ha incrementado notablemente la media de supervivencia de los pacientes metastásicos tratados, alcanzando tasas del 50% a los 6 años, cifras que con la quimioterapia tradicional resultaban impensables e inimaginables”.
En función del estadio (fase) en el que se encuentre el melanoma, se opta por uno u otro tratamiento. En estadios I y II, generalmente se aborda con cirugía, campo en el que el IVO es pionero en la técnica de Mohs, que permite analizar el 100% de los márgenes quirúrgicos, preservando el máximo tejido sano posible, lo que es útil para algunos tipos de melanoma.
Las nuevas tecnologías permiten administrar de forma precisa dosis mayores de radioterapia en pocas fracciones, lo que se conoce como radiocirugía o RT estereotáctica cerebral o corporal: «Estas técnicas además de conseguir un mayor control local, tienen efecto sinérgico con los tratamientos de inmunoterapia, de tal forma que podemos mejorar no solo la respuesta sobre el lugar dónde administramos la irradiación, sino también a nivel sistémico, potenciando la acción de la inmunoterapia”.
En algunas ocasiones, el tratamiento quirúrgico se asocia con radioterapia como tratamiento adyuvante (tratamiento adicional que se administra después del tratamiento primario para disminuir el riesgo de recaída), como explica la Dra. María Luisa Chust, jefa clínica del Servicio de Oncología Radioterápica del IVO.
Avances: Biomarcadores moleculares y genómica en melanoma
Desde el Laboratorio de Biología Molecular del IVO, la investigadora y doctora Zaida García destaca que los avances en investigación del melanoma han sido posibles gracias a los enfoques «ómicos» que analizan en profundidad las alteraciones moleculares implicadas en la progresión del cáncer y en la resistencia a los tratamientos.
Estos estudios permiten identificar genes y vías clave, lo que “facilita” una terapia personalizada, especialmente en pacientes con melanoma en estadios avanzados. En el IVO, se ha incorporado tecnología de secuenciación masiva, análisis transcriptómico y biopsia líquida, herramientas que permiten un diagnóstico más preciso, una mejor predicción del pronóstico y una guía más eficaz para el tratamiento.
Además, se investigan alteraciones genéticas hereditarias que pueden suponer un mayor riesgo de melanoma u otros tumores, lo que permite ofrecer estrategias de seguimiento y prevención adaptadas tanto al paciente como a sus familiares.
Gracias a estos avances, es posible mejorar el diagnóstico, anticipar la evolución de la enfermedad y personalizar el tratamiento, marcando el camino hacia una oncología de precisión.